La instalación (arte) es una modalidad del arte contemporáneo. Surge en la década de 1960, en el seno del minimalismo norteamericano, como resultado de la crisis de la institución museal y del carácter transable del objeto artístico.

Esta práctica se fundamenta en el uso del espacio, el cual no solo ocupa, sino que también actúa sobre este, con el fin de generar experiencias perceptivas y cognitivas que ponen de relieve el papel del espectador como agente transformador del espacio y de su significado.

En ese sentido, la instalación (arte) es una práctica que se vale de las cualidades del espacio y las reconfigura, con el fin de evidenciar un desborde de los cánones disciplinares imperantes. En un contexto amplio y de síntesis, la noción “instalación (arte)” responde a un modo de pensar y actuar que implica el espacio y la participación activa del espectador.

Su validación institucional en el contexto internacional vino con la exhibición Space (1969), realizada por la curadora norteamericana Jennifer Licht, en el Museum of Modern Art de Nueva York. Sin embargo, sus antecedentes se remontan a las vanguardias de principio del siglo XX, donde obras como Hannover Merzbau (1923-1936) de Kurt Schwitters, Prounenraum (1923) de El Lissitzky y Plafond chargé de 1200 sacs a charbon (1938) de Marcel Duchamp, han sido propuestas por la bibliografía como precursoras de lo que hoy entendemos por instalación (arte).

A fines de la década del sesenta del siglo XX, la escena local en Chile evidenció la existencia temprana de obras que responden a los principios que rigen la práctica de la instalación (arte). La abstracción y el informalismo permitieron el surgimiento de un conjunto de obras que buscaban explorar nuevos materiales y modos de producción. Son obras que se nutrían de lo cotidiano, de la cultura popular y de una escena política comprometida con los cambios.

En particular, entre los años 1969 y 1971, hubo tres exposiciones que forman parte los antecedentes que marcan el surgimiento de la instalación (arte) en nuestro país. Dos de ellas fueron individuales, realizadas por los artistas Víctor Hugo Núñez (1969) y Francisco Brugnoli (1971); la tercera bipersonal, en la que participaron los artistas Carlos Peters y María Cristina Matta (1971).

Estas obras fueron expuestas en la Sala Universitaria, espacio que inició sus actividades en 1944 y que se ubicaba en el segundo piso de la Casa Central de la Universidad de Chile (actuales oficinas de la Librería Universitaria). En 1945, la administración de la sala fue delegada al Instituto de Extensión de Artes Plásticas, entidad que definió los lineamientos curatoriales del espacio. Con el trascurrir de años, la Sala Universitaria se convirtió en un espacio relevante en la escena local, condición que le permitió albergar importantes exposiciones nacionales e internacionales.

Nuestra investigación surge de un interés particular por conocer los antecedentes que marcan el surgimiento de la instalación (arte) en nuestro contexto. Bajo esta premisa, se propuso la reconstrucción digital de las tres exposiciones ya mencionadas y exhibidas en la desaparecida Sala Universitaria de la Universidad de Chile.

Sostenemos que las características formales y conceptuales, presentes en estas exposiciones, definen un primer acercamiento al problema de la instalación (arte) en nuestro contexto. Por ello, algunas preguntas que orientaron la investigación fueron: ¿Qué cualidades formales o conceptuales nos permiten considerar a estas obras como antecedentes que marcan el surgimiento de la instalación (arte) en Chile? ¿Qué incidencia tuvo el contexto sociopolítico en la conceptualización de estas exposiciones? ¿Cómo influyó la escena artística local y el canon disciplinar en el surgimiento de las obras en estudio?

La importancia de este trabajo investigativo radica en su condición inédita al interior de la historia del arte local, condición que lo convierte en un aporte, no solo al campo historiográfico, sino también al ámbito patrimonial, dado que propone el rescate de un espacio clave en el desarrollo de las artes visuales de fines de la década de los sesenta. Este estudio también pone de relieve la recepción de estas obras por parte de la prensa del periodo, información que permite examinar el campo discursivo en el que se insertan estas exposiciones.

En lo que respecta a la pertinencia, esta investigación ofrece la oportunidad de conocer y entender una práctica contemporánea desde una mirada situada y a partir de la voz de los propios artistas involucrados, quienes asumen el rol de productores y promotores de una práctica que cuestionó los modelos de producción y recepción de la obra en el contexto del arte contemporáneo.